De los sueños hechos realidad bajo el árbol navideño a la compañía en
el camino del conocimiento, los escaparates de las librerías del centro
de San Salvador son la expresión de letras, números e ideas que ya
están en ebullición para los próximos 10 meses.
Son los niños y
niñas los que, cargados de ilusión, disfrutan del olor a plástico,
mientras que los padres desde ayer desdoblan la lista donde se detallan
los cuadernos, reglas, lápices y otros útiles escolares para el devenir.
Una cuadra de la 4a. Avenida Norte, en el mero Centro, es
conocida por sus locales donde los libros esperan a ser devorados por
esas mentes en potencia. Y en relación a costos, la economía ha sido
bondadosa, ya que en comparación con 2013 no se reportan incrementos
significativos e incluso hay muchos productos con bajas relativas.
Esto
no ha pasado desapercibido y muchas personas aprovecharon las últimas
dos semanas del 2013 para comenzar a llenar los bolsones de los
educandos, a menos de 20 días para que inicie formalmente el año
lectivo.
Incluso, en los primeros dos días hábiles del presente
año, tanto en el librerías y papelerías del sector formal como informal
hay un fuerte movimiento comercial, a la espera de los primeros salarios
de 2014 que dinamizarán la demanda al respecto.
Hay
establecimientos donde la oferta de cuadernos va desde $0.55 hasta $1.50
por unidad y un listado completo para un niño que cursa entre
parvularia y tercer ciclo cuesta $40.
En el sector informal, sobre
la Calle Rubén Darío, los precios aun son menores e incluso hay
libretas de $0.40. La diferencia radica en la calidad del producto, ya
que la mayoría del producto de la calle es chino, según se constató, y
no ofrece mucha variedad.
Mónica Pacheco, una estudiante de cuarto
año de Periodismo, trabaja de forma temporal en la librería "La
Escuelita". Con una peculiar forma de atención, Pacheco busca agradar a
todos los clientes del negocio. Ella afirma que los productos se ajustan
a todos los presupuestos y que el movimiento es positivo desde
diciembre pasado.
"Muchos padres hicieron compras inteligentes
porque se anticiparon a la temporada fuerte. Lo que vemos es que ha
disminuido la venta de libros de texto, quizá porque las escuelas y los
colegios tienen alianzas con las casas editoriales y (estas) los venden
de forma directa", describió.
En efecto, a algunos colegios acuden vendedores de productos de Océano, Susaeta, Santillana y otras editoriales.
Materiales
para proteger los cuadernos, tijeras, lápices de color y plumones son
algunos de los insumos que han bajado de precio, debido a una amplia
oferta de marcas nacionales y extranjeras.
"Los fabricantes
ofrecen diversas líneas para que todos los padres escojan entre los
tipos de calidad sin pagar excesivamente", indicó Pacheco.
Pero
los encargados de otros locales, a pesar de lo positivo de la época,
subrayan que, debido a la entrega de paquetes de útiles escolares por
parte del Gobierno, el flujo comercial no logra superar el crecimiento
esperado.
La principal circunstancia es que hay padres que
prefieren equipar a sus hijos desde el primer día de clases, como Carmen
González, quien confirmó que el año pasado las autoridades educativas
le entregaron hasta abril el paquete a su hijo, el pequeño Luis
Martínez, quien cursa cuarto grado en una escuela al oriente de San
Salvador.
"Aunque es un gasto significativo, vale la pena por el
bienestar de mi hijo y porque, luego, guardamos los útiles que da el
Gobierno para el segundo semestre del año", relató González.
Esto
lo confirma Rosa de Polanco, una mujer de amplia sonrisa que lleva más
de ocho años en la librería "Escolar", quien también reconoce una
pérdida de clientes en contraste con años anteriores, aunque afirma que
el mercado de los colegios y escuelas privadas es importante y mantiene
con buenas cifras el negocio. "La competencia con los informales afecta
porque ellos no pagan impuestos y nosotros sí; además, ellos tienen
mayores márgenes de ganancia", contrastó.
Otro fenómeno es que los
salvadoreños que llegan a estos comercios de antaño compran la mitad de
las listas de útiles, a la espera de complementar con el "paquete
escolar".
Hay que destacar que en estos comercios se hacen
descuentos de hasta 10 % por producto, cuando los padres y madres
adquieren el listado completo al pagar en efectivo.
Después de la
vorágine escolar, las librerías entran en un letargo, pero logran
sostenerse con la venta de cromos, artículos de oficina y libros como
diccionarios, por lo que sostener la dinámica comercial para estas
fechas es el principal desafío, en función de sus intereses.
"Por
mucho tiempo nos hemos mantenido y hemos creado una buena reputación. La
gente nos busca porque se les hace buen precio y, sobre todo, se lleva
algo que resistirá para todo el año", puntualizó Pacheco.
En todo
el centro capitalino hay aproximadamente 30 librerías formales que
ofrecen productos de fabricantes nacionales y extranjeros,
principalmente de Guatemala, Colombia, México y Brasil, según se
constató.
La temporada, que ya inició, se extenderá a febrero y
aspira a estimular el sector papel y cartón, el cual logró un
crecimiento de casi 10 % al cierre de 2013.
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