
María Deysi Sánchez solo estuvo tres horas en su hogar el lunes recién
pasado, en el caserío Las Piedritas, cantón Conacastal (Chinameca).
Había regresado con sus cuatro hijos y tres nietos después de estar
albergada en Chinameca, tras la erupción del volcán Chaparrastique. Ella
es una de las 23 personas afectadas por la emanación de gases.
A las 10 de la noche, miembros de Protección Civil, la Cruz Roja y
agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) los despertaron para volver a
evacuarlos, esta vez hacia el albergue de San Jorge, ubicado en San
Miguel.
“Cuando llegamos a la casa sentíamos la picazón en la nariz, el aire
raro, pero pensamos que era por la ceniza acumulada, solo tomamos café y
nos dormimos, estábamos cansados, pero como a las 10 de la noche
escuché gritos y me levanté, al ratito nos estaban tocando la puerta y
diciéndonos que evacuáramos”, comentó Sánchez.
Los gritos que escuchó Deysi fueron de sus vecinos, quienes viven más
cerca del cráter del volcán y estaban sintiéndose mareados y temblorosos
debido al dióxido de azufre que circula en esta zona.
Los niños se estaban poniendo rojos de las mejillas y si no les hubieran
despertado las familias no lo hubieran notado, dijeron los ciudadanos.
En total, la Cruz Roja y otras entidades evacuaron a 23 personas, en su
mayoría menores de edad, quienes ayer seguían albergados en Chinameca y
en el Instituto Nacional de San Jorge.
De acuerdo con Érick Pineda, médico a cargo del albergue en San Jorge,
las personas que llegaron de Las Piedritas no presentaban síntomas de
intoxicación, por lo que suponen la emergencia se debió a las
emanaciones de gases en la zona.
Algunos de los afectados incluso fueron a las fincas a trabajar sin
protección alguna, otros llegaron a sus casas sin usar las mascarillas.
“A las 10 de la noche se detectó salida de azufre del volcán, por lo que
se decidió evacuar preventivamente”, reza uno de los comunicados del
Ministerio de Medio Ambiente (MARN).
Ayer, esa cartera de Estado confirmó que las fumarolas en el sector de
Las Piedritas no representan un mayor riesgo, pero tampoco da por
descartado por completo otra posible erupción.
El volcán Chaparrastique tuvo una erupción de ceniza, humo y gases el
pasado 29 de diciembre, lo que obligó a la evacuación de más de 1,500
personas, trasladadas a diferentes albergues.
La tragedia no reportó daños humanos, salvo algunas afectaciones por la
salud, pero sí podría causar serios problemas al parque cafetero de la
zona. El lunes, la Asociación Cafetalera aseguró que el 30 % de la
cosecha podría dañarse si no se procedía a la corta.
El acceso a los cafetales estaba restringido por riesgos a la salud
ocasionada por la ceniza y los gases, por lo que el Ministerio de Salud
obligó a algunas medidas preventivas, como el uso de mascarillas. Ayer
se autorizó la corta del grano en algunos lugares.